lunes, 24 de enero de 2011

Innovar para vencer

Los hermanos Anselmann -Gerd, Ralf y Ruth- ingenieros agrónomos, ellos, economista, ella, son los propietarios de la bodega alemana que lleva su apellido y su apego a la tierra y las viñas desde 1126.

Aunque fue en 1541 cuando obtuvieron el escudo familiar que identifica las más de 20 variedades de vinos diferentes que salen de sus 118 hectáreas de viñedo y conforman más de 1,5 millones de botellas anuales, algunas de las cuales tenemos la enorme suerte de poder degustar en España. Muchos de los vinos son producto de hibridaciones impulsadas por ellos mismos y de un constante trabajo de investigación en la viña y la bodega, algo común en este país.


Ralf Anselmann, cabeza más visible de la familia por su vocación cosmopolita, asegura que los alrededores del Rhin en Alemania –todo gran viñedo se encuentra siempre cercano a un río–, acoge lo mejor de la tradición vitivinícola de un país que hunde sus raíces en los romanos y se jacta de la buena acogida que tienen sus vinos en España.
Los predios de la familia Anselmann, ubicados en la región vitivinícola de Pfalz/Palatinado, al sur del país y cercana al Rhin, concretamente en la villa de Edesheim, forman parte de un paisaje urbano donde se respira cultura del vino por los cuatro costados. Baste decir que la iglesia católica, dedicada a San Pedro y San Mateo, está rodeada de un precioso viñedo que gestiona el párroco. Parte de sus viñas se ubican junto a la bodega, que cuenta con una tienda en la que pueden adquirirse o degustarse sus vinos y un maravilloso restaurante,
parte de él al aire libre, donde se dan de la mano las cocinas alemana y española. Se nota la mano de Isabel Anselmann, madrileña y esposa de Ralf, con quien tiene tres hijos. Ralf, que habla con fluidez cuatro idiomas, entre ellos español, es como su hermano Gerd, un enamorado de la viticultura y la enología. Ambos forman parte de muchos de los jurados de los concursos más prestigiosos del mundo y su afán por investigar y ofertar propuestas diferenciadas les ha llevado a experimentar con nuevas variedades. Como el cabernet blanc, cruce de cabernet sauvignon con un híbrido de origen suizo; el cabernet dorsa, en el que el cabernet sauvignon se alía con el dornfelder; el huxelrebe, cruce de las blancas chaselas y moscatel courtiller, variedad precoz de la zona francesa de Saumur; y la ortega, cruce de müller-thurgau y la híbrida siegerrebe, que debe su nombre al filósofo español José Ortega y Gasset.
“Nuestro propósito –insiste Ralf– es que los vinos que elaboramos lleguen al público más diverso porque estamos seguros que existe un vino para cada persona y para cada ocasión”. Y añade que ese afán es el que les ha llevado a sacar vinos con más de 30 variedades que van desde los blancos más livianos a los tintos de mayor cuerpo y desde los blancos de vendimia tardía a los eiswein (vinos de hielo). Está orgulloso del vino de hielo conseguido en 2009, cuyas uvas se recogieron en la misma semana de Navidad a una temperatura que oscilaba entre los 13 y los 17 grados bajo cero. Es un riesling de sólo 8,5 grados, con un azúcar natural en torno a los 200 gramos por litro y una sinfonía de sabores que van desde la miel a los hidrocarburos pasando por las flores blancas y el hinojo.


Mente sin fronteras
Y es que Ralf tiene algo de la visión abierta de su paisano Paul Henri Thiry, barón de Holbach, enciclopedista coetáneo de Voltaire, que vino al mundo en esta localidad de Eidesheim en 1723 y fue abanderado de las ideas más avanzadas de su época, lo que le costó más de un disgusto con el poder establecido y la iglesia de entonces. Tan abierta como la concepción de su casa, enclavada entre los viñedos de la propiedad, con grandes cristaleras y colores claros que resaltan entre los verdes, amarillos y ocres de las cepas, todas ellas en espaldera y cuidadas como si de un jardín palaciego se tratase. Hace un día soleado cuando llevamos a cabo la visita, pero aquí el sol y las nubes tienen un acuerdo de asociación y se permutan cuando a ellas les da la gana. Isabel Anselmann respira tranquila cuando ve que un grupo de 92 comensales –menos mal que en Alemania se cena pronto–, se han levantado de la mesa a las 8 y media de la tarde, sin que la lluvia haya hecho su aparición.

Comienza ahora, cerca de las nueve, cuando procedemos a hincarle el cuchillo a un magnífico entrecot cubierto con cebolla caramelizada, como es tradición en la zona, y con patatas, unas de las mejores que se pueden encontrar en el mundo. No pasa nada. Todos al porche y a disfrutar de la lluvia y del maravilloso olor que llega de los viñedos mojados, aunque Ralf suspira: “Ya ha llovido bastante este año, más de mil litros por metros cuadrado, y no necesitamos más…”

Los artículos de Vino Blanco Riesling Classic y Vino Blanco Gewurztraminer Spatlese se pueden encontrar en la web www.deligour.com (grupo de Alemania) o siguiendo este mismo link directo http://bit.ly/fpmwHn

Noticia publicada en la revista "Club de Gourmets" del número de Enero de 2011